domingo, 23 de octubre de 2022

 -Me formó la dualidad de dos personas opuestas entre sí, una por su parte pensaba que con amor y con abrazos se quitaba desde el frío hasta el hambre, y la otra que decía que la luna siempre estuvo hecha de roca y no de queso. No me corresponde juzgar sus formas ni sus limitaciones, a final de cuentas siempre he tratado de tener lo mejor de ambas partes, pero muchas veces gana el miedo a sus extremos, ¿Estaré soñando más de la cuenta?, ¿Estaré siendo demasiado realista? Mientras trato de existir y sobrevivir como individuo.

Viví gran parte de lo que debió ser una niñez tranquila guardando mis cosas de urgencia en cajas y bolsas por las prisas de salir corriendo a mitad de la noche con tal de esquivar un cobro de alquiler, para al día siguiente hacer como si nada hubiera pasado mientras desempacaba otra vez en un lugar distinto al de ayer. Hubo muy poco tiempo para echar raíces y cultivar las cercanías, el presupuesto alcanzaba para un techo, pero no para mantener las amistades, desde entonces me acompaña un constante estado de alerta donde siempre hay que estar atento a cuándo será la próxima vez que ya no exista el lugar al que llamo casa y tenga que empezar de nuevo otra vez. Esa tal cual es mi herida personal.

Me sigue costando tanto dolor desarmar las piezas que me hacen ruido, para limpiarlas, repararlas y tratar de hacerlas funcionar de nuevo, desconocer cómo saber gestionar a tiempo mis emociones no me exime ni me excusa de haberte lastimado en mis procesos, por eso y más te ofrendo un altar de disculpas que vienen envueltas con todo este amor imperfecto que te tengo. Si bien has padecido el frío de mi lado más oscuro, cierto es y por mucho, que ha sido más mi luz y el calor de mi alma lo que te ha abrazado en mi paso por tu vida. 

Hoy en día me siento como un total extraño que se acerca insistentemente a tratar de persuadirte que me dejes conocerte, saber de ti y las cosas que te gustan. Pase lo que pase es preciso que sepas que nadie nunca en esta vida, ha tenido en sus manos mi corazón tan rojo como lo tuviste y como aún lo tienes para ti.

Nos conocimos libres de dolor, he intento con todo mi amor ir quitando de a poco las piedras que nos hemos venido echando encima, hay días como hoy donde todo pesa tanto que se vuelve difícil respirar a través de los escombros, me abruman las oleadas de miedo que da pensar tantas cosas, si aún te soy suficiente, si alguna vez lo he sido, si todavía piensas que soy atractivo o si es que me deseas todavía como yo te deseo a ti. 

Desde muy temprano en la mañana no he dejado de estar a punto de romper en llanto, es como tener un cactus atorado en mi garganta, tengo esta sensación aplastante de que algo sucede o está por suceder, puedo sentirlo desde aquí, no puedo pedirte que esperes pues me has esperado tanto como yo a ti, solo puedo pedirle con toda mi alma a la vida que no nos pierda de lugar, me da tanto miedo perder la oportunidad de poder quererte bonito como yo lo hacía, tengo tantas cosas de mí qué mostrarte todavía.

Me faltas, no te olvido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario