Donde sea que te encuentres quisiera decirte que no tuviste la culpa de nada, no debiste ser el sustituto de nadie ni volverte fuerte de la noche a la mañana y tomar la posición de quienes simplemente decidieron no hacer lo propio, sé que sentías que no tenías alternativa pues te abrumaba la angustia de pensar que si no lo hacías así, serías el responsable de lo que llegara a suceder.
Debiste poder estar más tranquilo, soñar en lo que deseabas, jugar más, conocer más gente, no avergonzarte por comer lo que te gustaba, debiste seguir dibujando sin pensar que era una pérdida de tiempo o que no lo hacías tan bien, porque sabes, lo hacías muy bien, mejor que muchos otros, todavía guardo ese plano de la cartelera para cine que imaginaste, esa cabina personal donde te acercabas y podías ver el avance como si estuvieras dentro de la misma película, te sorprendería saber que hoy en día la gente usa unas gafas similares para recrear ambientes y lugares y sentir como si fueras parte de ese espacio y todo eso alguna ves salió de ti.
Siempre fuiste muy inteligente, se que lo dudabas porque a veces tus notas no lo reflejaban en papel, pero créeme, siempre has sido un genio, observabas a detalle con tus ojos grandes, tu curiosidad te hacía saber de muchas cosas, solo te faltaron cerca más personas que supieran como emocionarte para así tener toda tu atención. Siempre querías saber como funcionaba todo, desarmabas lo que tuvieras a la mano y con sus piezas hacías otras cosas diferentes, como aquel ventilador de mano con una batería y el motor de un carro de juguete.
Las personas a veces no lograban entenderte pero créeme, nada nunca estuvo mal en ti, es solo que a veces la gente ni siquiera entiende la vida misma. Debiste haber podido ser un poco más egoísta, ponerte a ti primero así como los demás querían ser la prioridad sobre de ti, lamento tanto que te enseñaran que no había tiempo para sentimentalismos, eso nos costó no haber podido llorarle como tanto hubiera querido a nuestra abuela el día que se despidió, reprimirnos nos ha costado el amor de mucha gente, es necesario que sepan lo que sentimos aunque no seamos correspondidos, siempre, siempre es mejor decirlo.
Debieron cuidarte más y no dejar que te apagaran, debieron procurarte y no usarte en conveniencia dependiendo de lo que necesitaban, debieron enseñarte a defenderte, no tenías por qué acostumbrarte a los golpes o a tener miedo de asistir a clases, y cuando quisiste salvarte por tu propia cuenta, debieron apoyarte cuando decidiste devolver esos mismos golpes cuando te cansaste, debieron tener el tiempo de escucharte a ti y no de hacerte escuchar de ellos todas las quejas que tenían entre sí, no debiste ser juez y parte ni tener que conformarte a pasar las navidades en casas diferentes ni evitar decir sus nombres dependiendo de quien estuviera cerca.
Se lo mucho que te ha costado sobrevivir, te cubriste tanto y de tantas cosas que construiste con el tiempo una fortaleza al rededor de ti que aún a estos años a la gente le parece impenetrable, no te culpo, tenías que ver la manera de hacer lo mejor que podías con lo poco que tenías a la mano. A pesar de lo que hemos logrado hasta ahora, aún tenemos mucho miedo todavía, a no ser suficientes, a no ser capaces, a no vernos aceptables y a muchas otras tantas cosas más. Quisiera decirte que intento curarte, que trato todos los días de darte un poco de lo que nos ha faltado, acá afuera hay personas que han sufrido las consecuencias de nuestras carencias por las heridas que no supe cómo atenderte a tiempo. Perdóname por creer que te había dejado en el pasado, te abandoné mientras intentaba descifrar cómo procesar tanto daño, perdóname por dejarte solamente acompañado de éste dolor profundo, no te correspondía a ti saber qué hacer con tanto.
Fuiste el receptor de todas las primeras cosas que nos han marcado, el primer abandono, la primera decepción, la primera traición, la primera humillación, todas esas cicatrices las llevaste tu y después las heredé yo, tengo tanto anhelo de que puedan ver completo lo que somos más allá de todas las imperfecciones, nuestra esencia, esa que hemos tratado de cuidar para que nadie la vuelva a lastimar.
Quisiera hacer un trato contigo, acompáñame aquí a donde estamos ahora y dejemos que vean lo que ambos conocemos de nosotros, qué importa si no les gusta lo que ven o si les parece aburrido, dejemos este miedo que nos ha detenido a entregarnos, confía en nosotros, intento repararnos poco a poco, he venido hasta aquí por ti para mudarnos juntos a un mejor futuro.
Te mereces todo lo que deseaste alguna vez y te mereces el esfuerzo que sigues haciendo día con día para lograrlo, te mereces cada espacio que te has ganado y el lugar que protegiste, por eso y tanto más, Gracias.
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