miércoles, 30 de enero de 2013

Deflexión




A Macorina le bastó elegir al azar y sin mirar siquiera cualquier crayola que sus dedos tuvieran al alcance, y así, casi sin esfuerzo, con ella pintar el lienzo entero sin importarle si se sale de la raya


He de admitir con total humildad, que ni mil quinientos de mis párrafos más selectos y aún así tan plagados de retóricas y con complejo de carrusel, podrían hacer nada contra tan solo nueve breves y concisos de aquellos que emanan de cuando en cuando, de aquel coloso humeante que dormita en las colinas


En definitiva me falta mucho, demasiado yo diría; Para poder aglutinar tanta vida en tan pocas letras de manera magistral se debe de tener de esos talentos que solo se conceden al dejar en prenda de cambio parte de la vida misma


Me declaro fan, aunque el término esté por demás en desuso y el tan solo insinuar mi gusto definido sirva en ponerle un poco de ego al tanque de aquel Aristogato y Orgulloso Aerostato para que llegue hasta Saturno


He de confesar –a estas alturas del trapecio- que el título, la intención ó incluso hasta posible destinatario de todo aquello viene siendo lo de menos; El Placer de devorar aquella clase de caracteres uno a uno con los ojos, se equipara al que tengo en las mañanas cuando el sol me pinta de alba las cortinas, y tomo de la oreja la primerita de todas las tazas de café que vendrán durante del día


Lo que se le envidia a Macorina, más que el tórrido romance que tiene con el uso a placer de cada una de las letras, es esa facilidad por dejarles la mandíbula de par en par a cualquiera de las mías, las cuales refunfuñan entre dientes cual vecinas mitoteras diciendo…”Carajo, Lo ha vuelto a hacer!”


He ido a prisa a comprarme un sombrero, tan solo por tener con qué hacer alguna reverencia; Sus Letras, son de esas cosas que aún no cambio de escaño en la vitrina


El protocolo de Los Buenos Modales también requiere el rendirle Honores a quien los merece, Así de simple la vida es.

Está Cabraun!...Dijera aquella amiga portuguesa

martes, 29 de enero de 2013

Rémoras



-“Y quizás sí, Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé, Son pocos; pero son...Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.”



Si bien creo yo que cada quién se habrá de arremangar sus propios huesos y con ellos brincará el charco que a cada cual le toque, hay cosas que uno mismo se amarra a los pies como grilletes para no perder el suelo, como esas cosas que no debieran y que terminan sucediendo; Almudenas, algunas tan Grandes que se salen de los brazos, y otras tan pequeñas que caben sin esfuerzo en lo compacto de un espacio dentro de una billetera, entre el carnet de identidad, tarjetas, pesos y letras apuntadas con prisa en post-its de colores

Dijera Borges…”Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo.” Así pues, aquí los días de por medio han abierto un abismo tan profundo que marea de tan solo mirar un poco adentro; Sospecho que comienzo a odiar los gatos de tal manera como odio a éstos "Nuevos Lunes", y el dolor de coyunturas que me viene por la guerra fría de las mañanas, o el olor del humo a trigo muerto que inunda las habitaciones, aquel como el que entinta de negro el cielo cuando limpian y preparan las parcelas para siembra, prendiendo grandes piras con hierbas secas y todo aquello que no pudieron cosechar a tiempo por mala tierra o escasos temporales 

Al final Olivia no pudo estar menos equivocada en prevenirme años atrás, al decirme que hay que quedarse donde uno sepa que lo esperan, todo lo demás son meras suposiciones que en la mayoría de las ocasiones terminan siendo tan erradas, que acaban por quitarle espacio vital y necesario en las costillas a otros visitantes, ávidos por buscar espacio suficiente en dónde acomodar sus cosas e instalarse

Incluso aún con mis montañas de cajas empolvadas, estivadas y regadas por tantas partes, dentro de las cuales me encuentro Yo -con lo que queda-,  y mi pereza prolongada que posterga la tediosa tarea de buscarme nuevamente dentro de cada una de ellas; Estoy muy viejo, me siento viejo, eso de escudriñar ventanas por las noches en espera de cometas solo añaden más líneas de expresión a las cornisas de mis ojos; A mis casi veintinueve me sigue doliendo la ciática y todavía aquel par de muelas, pero sobre todo y por mucho, su nombre y los olvidos, más que nada en ésta vida, mucho más que a cualquier otro

Me siento descompuesto, como aquel reloj de pared que marca siempre la misma hora, Y si bien aún no hay quién haya muerto de Amor, que bien sabe él cómo joderle la vida a uno, llevándose el sur y el norte, sin dejar la más remota idea de dónde van las cosas, la lógica femenina dicta que todo aquello que parece ser lo que es a la distancia, termina siendo todo lo contrario al acercarse

Dijera Marín con razón punzocortante pero cierta...”Quizás sos más un buen recuerdo que otra cosa”, Y sí, quizás soy una de esas cosas, montado en una argolla recluida en la sombra de un estuche oculto tras las prendas que no están en temporada, en lo más profundo de un cajón cerrado ó ya quién sabe dónde, un par de ilustraciones colgando mientras tanto de los muros, algún par de canciones que resulten familiares al ir cambiando de estaciones, una de esas cosas que vienen a la mente cuando los demás no asisten, cuando suceden de impreviso sus cambios repentinos de intenciones, así las cosas

Lo cierto es que uno no escoge la lluvia que le habrá de calar hasta los huesos, quizás así sucede, es la única forma que me cruza entre sien y frente, por la cual mi estampa no merezca todavía una resaca a su salud al día siguiente, una siembra de rastrojo canela por la nieve, un arrastre de cobija, un trozo de prosa o poema, un retrato en el lugar de siempre

Yo que tanto llegué a quejarme y renegar de aquellos quienes guardan esqueletos en los closets detrás de los abrigos, heme aquí tan indeciso entre apagar o encender tan religiosamente cada una de las velas del altar que le tengo con su nombre, del mío ni hablar, de hecho no se habla ni se nombra, se ha quedado rezagado en lo que va del alfabeto

Así pues Querido Lector/Lectora recurrente, hemos de volver a partir de ya, a nuestra loable labor de intentar encontrar palabras que no se caigan tan fácilmente de los dedos, hablaremos de todo y de nada como es costumbre, os contaré esas ocurrentes anécdotas que tanto disfrutan de mis viajes a cualquier lugar, todo esto mientras intento averiguar cómo diablos es que habré de sacar la pluma de la fuente sin mojarme las pestañas; Y ni hacer alboroto por el cambio de escritura, total que todas esas letras eran ya de aquellas mismas que a quien iban, ni le van ni le vienen.