-“Y quizás sí, Hay golpes en
la vida, tan fuertes... Yo no sé, Son pocos; pero son...Abren zanjas oscuras en
el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.”
Si bien creo yo que cada quién se habrá de arremangar sus
propios huesos y con ellos brincará el charco que a cada cual le toque, hay
cosas que uno mismo se amarra a los pies como grilletes para no perder el suelo, como esas cosas que no debieran
y que terminan sucediendo; Almudenas, algunas tan Grandes que se salen de los
brazos, y otras tan pequeñas que caben sin esfuerzo en lo compacto de un
espacio dentro de una billetera, entre el carnet de identidad, tarjetas, pesos y
letras apuntadas con prisa en post-its de colores
Dijera Borges…”Antes las distancias eran mayores porque el
espacio se mide por el tiempo.” Así pues, aquí los días de por medio han
abierto un abismo tan profundo que marea de tan solo mirar un poco adentro; Sospecho
que comienzo a odiar los gatos de tal manera como odio a éstos "Nuevos Lunes", y
el dolor de coyunturas que me viene por la guerra fría de las mañanas, o el
olor del humo a trigo muerto que inunda las habitaciones, aquel como el que entinta de negro el cielo cuando limpian y preparan las parcelas para siembra, prendiendo
grandes piras con hierbas secas y todo aquello que no pudieron cosechar a
tiempo por mala tierra o escasos temporales
Al final Olivia no pudo estar menos equivocada en prevenirme
años atrás, al decirme que hay que quedarse donde uno sepa que lo esperan, todo
lo demás son meras suposiciones que en la mayoría de las ocasiones terminan siendo
tan erradas, que acaban por quitarle espacio vital y necesario en las costillas
a otros visitantes, ávidos por buscar espacio suficiente en dónde acomodar sus
cosas e instalarse
Incluso aún con mis montañas de cajas empolvadas, estivadas y
regadas por tantas partes, dentro de las cuales me encuentro Yo -con lo que
queda-, y mi pereza prolongada que
posterga la tediosa tarea de buscarme nuevamente dentro de cada una de ellas; Estoy
muy viejo, me siento viejo, eso de escudriñar ventanas por las noches en espera de cometas solo añaden más líneas de expresión a las cornisas de mis
ojos; A mis casi veintinueve me sigue doliendo la ciática y todavía aquel par
de muelas, pero sobre todo y por mucho, su nombre y los olvidos, más que nada en ésta vida, mucho más que a
cualquier otro
Me siento descompuesto, como aquel reloj de pared que marca
siempre la misma hora, Y si bien aún no hay quién haya muerto de Amor, que bien
sabe él cómo joderle la vida a uno, llevándose el sur y el norte, sin dejar la más remota idea de dónde van las cosas, la lógica femenina dicta que todo aquello
que parece ser lo que es a la distancia, termina siendo todo lo contrario al acercarse
Dijera Marín con razón punzocortante pero cierta...”Quizás
sos más un buen recuerdo que otra cosa”, Y sí, quizás soy una de esas cosas, montado en una argolla recluida en la sombra de
un estuche oculto tras las prendas que no están en temporada, en lo más
profundo de un cajón cerrado ó ya quién sabe dónde, un par de ilustraciones
colgando mientras tanto de los muros, algún par de canciones que resulten
familiares al ir cambiando de estaciones, una
de esas cosas que vienen a la mente cuando los demás no asisten, cuando
suceden de impreviso sus cambios repentinos de intenciones, así las cosas
Lo cierto es que uno no escoge la lluvia que le habrá de
calar hasta los huesos, quizás así sucede, es la única forma que me cruza entre
sien y frente, por la cual mi estampa no merezca todavía una resaca a su salud al
día siguiente, una siembra de rastrojo canela por la nieve, un arrastre de cobija, un trozo de prosa o poema, un retrato en el lugar de siempre
Yo que tanto llegué a quejarme y renegar de aquellos quienes
guardan esqueletos en los closets detrás de los abrigos, heme aquí tan indeciso
entre apagar o encender tan religiosamente cada una de las velas del altar que le
tengo con su nombre, del mío ni hablar, de hecho no se habla ni se nombra, se
ha quedado rezagado en lo que va del alfabeto
Así pues Querido Lector/Lectora recurrente, hemos de volver a
partir de ya, a nuestra loable labor de intentar encontrar palabras que no
se caigan tan fácilmente de los dedos, hablaremos de todo y de nada como es costumbre, os contaré
esas ocurrentes anécdotas que tanto disfrutan de mis viajes a cualquier lugar, todo esto mientras intento averiguar
cómo diablos es que habré de sacar la pluma de la fuente sin mojarme las pestañas; Y ni hacer alboroto por el cambio de escritura, total que todas esas letras eran ya de aquellas mismas que a quien iban, ni le van ni le vienen.