De poco tiempo a la hecha he procurando mirar fijamente a los ojos a eso que ahora a la gente les da por llamar Amar en estos días, para no perder ningún detalle que quizás haya pasado por alto alguna vez, pero a pesar de lo atractivo que pueda resultar a la vista, debo decir que no me gustan sus maneras, me gustaba más a la “antigüita”
Y es que esta nueva moda exige demasiado, pide ser menos uno mismo, ser menos cálido con las personas por ejemplo, un contrato exclusivo de todas las ideas y expresiones de cariño, prioridad dentro y fuera de los pensamientos en días hábiles o de asueto, altas multas en caso de pensar en rescindir de algún tratado, y por si fuera poco, hasta un seguro de daños a terceros para reparar posibles daños
Si bien es cierto que hasta ahora no he encontrado a nadie que no porte una cicatriz desde el cuello hasta el ombligo -por más que trate de ocultarse-, se vuelve complicado sostener una palabra por más tiempo cuando comienza a pesar demasiado, se doblan las rodillas hasta el punto de tocar el suelo casi por completo, sin embargo uno se resiste a soltarla con tal de no romperla nuevamente, o por lo menos que ésta vez no rompa a quien le caiga encima
Tampoco se vale proclamar con voz de viejo achacoso…”En mis tiempos…”, porque los tiempos cambian, así mismo las personas y lo que piensan o pensaban hace años, pero vamos, la ironía es que hoy me han auditado de tal manera, que me han revisado desde las uñas hasta por debajo de las muelas, aquellas del juicio que aún me duelen cuando muerdo algo crocante
Y aunque no han encontrado nada más de lo que ya estaba ínventariado desde un principio, siendo brutalmente honestos, sé bien que si alguien da con estos paraderos, no hay letra alguna que pueda terminar justificando, o por lo menos que alcance libertad bajo palabra por buen comportamiento
A pesar de haberle arrancado al mástil la bandera de inocente, cuando intento en verdad esquivar los pasos dados, hay quien insiste en volver atrás y revisar con lupa las pisadas para ver en dónde han estado, a pesar de las distancias recorridas y los días transcurridos, debo decir que no hay peor cosa que le intenten endilgar a uno la factura de una vajilla ya quebrada
Pero qué puede hacerse o decirse en esos casos como estos después de haberlo hecho de igual manera en otros tiempos? No queda más que tratar de entender y comprender, así como alguna vez alguien también se tomó el tiempo y la molestia de intentar hacerlo
Claro, no pretendo ser yo mismo el epítome en cuanto a realización se refiere, ni me vendo o me anuncio como la fruta más madura en toda la parcela, ciertamente no soy el figurín de yadró sin ninguna cuarteadura, pero vamos carajo!, es que es demasiado pedir a alguien con quien pelotear una idea de un lado al otro de la red sin que ésta acabe rebotando hasta abajo de las gradas?
Marín me preguntaba hace algunos días cómo es que estaba, sin más qué decirle respondí
No hay comentarios:
Publicar un comentario