jueves, 26 de diciembre de 2013

Hoy

Me permito esta tregua momentánea blandiendo un texto testarudo, desvalido, quizás irrelevante, de esos que pasan desapercibidos entre el mar de rostros nuevos y lugares diferentes

Ésta es y siempre ha sido hasta ahora, mi manera ciento un mil de decirte que te quiero, tanto como quiere el ave a las plumas de sus alas

Si supieras tú, -mejor aún- si supieras bien la falta que hace tu cabello al alcance de mis dedos, seguir furtivamente con los ojos el contorno de tu espalda a contraluz y topar con esas breves bragas tan de ti que embalsaman la más sensual de todas las caderas que haya conocido

Más que piel te quiero entera, tus clavículas, tus hombros, tus nudillos, tus sueños y todo aquello que esté en el inventario, cualquiera de tus letras que se haya quedado pendiendo del tintero desde octubre, una sonrisa confidente y una taza de café con dos de azúcar un jueves por la tarde


Me permito decirte que te quiero todavía, harto y de a bola, que el amor no solo se escribe en un espejo, se habla, es de entre todas la palabra más viva

Que a pesar de ti te elijo

Por sobre tantas cosas...Te elijo a ti.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Causalidades

"Cómo Romperse y Descoserse" - Paso 1
Tania de la Maza


Suena más que imposible el hecho de dar instrucciones del como fragmentarnos. Cuan común e incluso vulgar es el tema, trivial, sin olvidar, insensato. Las variantes de los enfoques que destacan siempre algo distinto, vuelven esto mucho más complejo de lo que cualquiera podría imaginar siquiera. A decir verdad, ¿Qué sé yo de los amores ajenos?, ¿Qué sé yo del cómo los demás sienten, ven, perciben, observan, vibran, vuelan...? 

Podría saber a mi corta edad el cómo bajo esta piel a medio llenar de cicatrices y tinta, se ha sentido la aguja más filosa y venenosa que jamás he experimentado. Ciertamente, el amor. Tal y como describen miles de poetas, escritores, filósofos y artistas... En su época de plenitud no tiene comparación con el atardecer más hermoso de la vida, el mundo entero parece la cosa más bella, digna de acompañarnos todos los días de nuestra vida, sin ser capaz de molestar por una milésima de segundo. Encontrar la piel que inunda, encontrar esos ojos cargados de ese mirar que aprovecha más de la mitad de nuestros recuerdos, la sonrisa que tan familiar regala la calma perdida de hace tanto, la voz que jamás podría ser comparada con otro sonido, la mente llena de todos esos maravillosos e indescriptibles colores, ideas, planes, todo... Esas alas que vuelan alto, planean y vuelven a subir...


¿Cuántas veces no sentimos el estar en un parque de diversiones al besar sus labios suaves? ¿Probar las mil y un mieles de su ser? Tal vez podría inventar un millón de palabras para describir todo lo que el amor naciente es, representa, da, quita, reduce, ignora, pero, seguro... Habrán mentes talentosas, brillantes y creativas que difieran con mi descripción, personas que no hayan caído en el hoyo del amor ciego, el amor incondicional, el amor de idiota. Lanzarse al fuego con la carne viva, el alma expuesta y todos los dientes fuera de su lugar, perdidos en alguna almohada y alguna mente por llenar.


Aceptar a alguien, aceptar extrañarle, decidir el hacerlo, apostarle el alma al Diablo en un real juego de azar, vender un par de costillas a Dios con tal de verle de vuelta. Y, como diría el Maestro Zaragoza "...y aún así, después de todo ello, tratar de salir entre el humo en una sola pieza". Un dato innegable, irrefutable e indiscutible es, por supuesto el hecho de como comienza el proceso de fragmentación; Todos -y soy clara-, todos comenzamos perteneciéndonos a nosotros mismos, para así, algún día, decidir fragmentar el ser en los trozos que la situación lo amerite. Sobre un tema como este, complejo, complicado, rebuscado, profundo y a veces un tanto imbécil hay, sin miedo a equivocarme... Miles de dudas, pocas respuestas y cerca de una eternidad tratando de conseguir alguna atenuante del palpitante dolor que hemos decidido provocarnos y que nos provoquen.

¿Cuál es ese momento en que cobarde o valientemente decidimos decir adiós o aceptarlo?, ¿Qué es lo que sigue de esa palabra que cae mucho peor que una mala cogida en las mañanas?; Francamente, en mi experiencia, jamás ha sido un gusto decirlo, tampoco aceptarlo. Debe ser el hecho de que por fin nos sentimos cómplices de alguien, confidentes indudables, incondicionales, pero, cabe mencionar que no sólo damos el alma, sino que también hay quien apuesta el culo por nosotros. Una persona que da la sensación o la ilusión -dependiendo del caso-, de necesitarnos, la sensación de pertenencia a un lugar, a una persona, a una situación. ¡Joder! ¡Puta sensación! Que si bien...No importa que dure un minuto, se siente y vibra hasta el siguiente encuentro. Es ahí donde empiezan las ideas y obvio el desorden. Todos sabemos que siempre la balanza pesa más de un lado y es, A) El corazón ó B) El favor de corresponder al corazón mandado por la razón.

Tristemente, jamás podríamos decidir sobre el sentir de otra persona hacia nosotros, jamás podríamos hechizar o desencantar a nadie de nosotros. Repito, las variantes de los enfoques destacan siempre algo distinto. Podría hablar incluso de amores de tumba y grito, de la boda cancelada por infinitas infidelidades, de las filas de hombres que sólo llegaron para una cosa; Contribuir con mi fragmentación. Pero, abriendo los ojos...Todos en cuestión de amores somos vampiros. Si no nos abren la puerta e invitan a pasar no podemos.

De ahí mi idea de que ésta es una complicidad, confidencialidad sin duda alguna incondicional a un trato previamente advertido al haber recibido las primeras de las señales de perdición de todo lo "estable" de nuestras vidas; las horas de sueño, el lugar para dormir, horas de acostarse, el perfume de la ropa, el humor, las ideas, los proyectos, la comida, la música, las amistades que se frecuentan, planes a lo largo de los días, en que gastar el dinero y lo más importante... En quien invertir tantas horas de pensamiento en el día. Lejos de ser una obsesión, es un desorden, hermoso, brillante, cálido, vibrante, perfumado, pero a fin de cuentas, desorden.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Once

Aquí estamos ambos nuevamente, yo un año más viejo y tú otro más ausente, Once y contando, me sigo preguntando cuándo será que te animes a venir un rato, qué dices, yo pongo los tequilas y tu terminas de enseñarme a jugar baraja?. Te platico café y cigarro a la mano, cuatro y tantas de la madrugada para no perdernos la costumbre; Sabes, cada vez me cuesta un poco más desenvolver uno por uno todos los detalles, te recuerdo un poco menos, y no sé si es que sea porque en estos años me he llenado la memoria de tantas nuevas cosas que va quedando un poco menos de espacio dentro, no te olvido, eso es imposible, sería pues como olvidarme de mí mismo en todo caso, pero es curioso cómo de repente no encuentro el tono exacto de tu voz, o no distingo las luces y sombras de tu rostro en movimiento, te has venido convirtiendo poco a poco en una imagen fija, una fotografía en tonos pasteles con tu ceño serio pero con esa leve sonrisa tan tuya. Sin embargo estás conmigo siempre, contigo cuento del uno al diez, de atrás hacia adelante, del final hasta el principio

Añoro tu cocina cuando se me junta el “quehacer” en la azotea, ese terreno neutral donde ningún problema era ni tan grande ni tan pequeño, tiene un par de años que no entro a tu casa, me da nostalgia, mucha, más de la que acostumbro llevar conmigo a cuestas. Sigo poniendo en práctica todas tus enseñanzas y la mayoría de tus consejos, quisiera decir que todos ellos, pero vamos, la vida también requiere romper algunas reglas de vez en cuando. Sí, ya sé que me dirás que soy un despistado y un atarantado, y es que en lo que va de éste año me has salvado de varias por no tener cuidado, qué te puedo decir que tu no sepas, sabes bien que tenías que hablarme más de una vez incluso estando cerca, a mi mente le da algunas veces por irse de viaje a gastarse las suelas. Sé también que te esfuerzas todavía por encontrarme un par que no esté tan disparejo, agradezco que me acerques gente de cuando en cuando, sin embargo eso es algo de lo que ambos dos hemos platicado tanto en tantas noches. Sí, qué le puedo hacer, a pesar de todo aún espero que se anime a darme un sí con todas sus letras

Te extrañé en la aventura culinaria momentánea de hace algunos meses, estoy seguro que me habrías dicho…”Le falta sal”, “No pica”, “La cebolla finita finita carlitos”, “¿Y las tortillas?”. Aún así te habría dicho que sí a todo con una enorme sonrisa de oreja a oreja sin reprocharte nada, y es que sabes bien que a la par de Gabriela, eres ese algo de éste tanto en mí que me da forma. Has estado, te sentí en los días más pesados y en aquellos de rutina, te sentí frente a toda esa gente hace un mes mientras intentaba no tropezarme con mis propias palabras al exponerles por qué es que decidí vivir mi vida a base de vectores y pantones, te sentí en el cumpleaños de Gabriela hace pocos días, con los más de veinte estridentes Zaragozas del Centro apretujados como siempre en la cocina de su casa, porque no sabemos estarnos quietos y acomodarnos, porque es ahí donde todos nos sentimos pertenecer y te recordamos. Te sentí entre las pláticas de tus hijos y tus nietos, enterándome de detalles de cómo es que domaste al bragado Don José en tan poco tiempo, y cómo no iba a ceder si su debilidad era el café, así tan oscuro como el de tus ojos

Sabes, volviendo al tema de un principio, ahora que releo lo que escribo te recuerdo todo, tu humor tan cáustico, tu mirada dominante, tu voz de mando, tus amistades de una vida, tus chales de colores, tus pies fríos, todos tus lunares, tu insomnio como el mío, el pan dulce en las mañanas, tu comida, tus cariños, todos tus días y tus noches, tus palabras, tus ronquidos, tus chingados y carajos, tu cargamento clandestino de gomitas en forma de frutas escondidas en tu closet, tu infinito conocimiento hacia cualquier tema que se abordara en la sobremesa. Y es que en verdad nunca he olvidado nada, ni un poco, solo me hacía falta una noche como estas, un café, un cigarro y platicar contigo.


Te extraño.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Te propongo

Te propongo un café a cualquier hora del día, tomar té caliente en el sillón de la sala y al pie de la escalera, muchas pláticas largas y breves letras cursivas en el espejo del baño

Te propongo las mañanas siguientes con todo y las prisas por los “cinco minutitos” más de sueño

Te propongo desatender el calendario, hacernos de un acuario, no llevar la cuenta de los días

Te propongo hacerte el amor sin límite de tiempo, fecha definida ni lugar determinado, un lunes, un martes y hasta en fiestas de guardar

Te propongo dejarte golosinas en la almohada y olvidarme de cargar con los cigarros

Te propongo leerte la piel en braile, bailes sin orquesta y fiesta en la cocina

Te propongo locuras por cientos, de cena los besos, decenas de versos, una veintena de canas y otras cuantas tantas más de arrugas compartidas

Lo que aquí propongo no es de un rato, es el trato de una vida

De aceptar, favor de avisar para ir firmar con los dientes donde más te plazca.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Dicen los que saben...




[…] le conocía muy bien esa manera tan peculiar que tenía al escribir, porque comenzaba a gotearle el alma hasta por los dedos. Una vez que iniciaba era imposible detenerle la hemorragia, solía vaciarse por completo una y otra vez en las mismas hojas, en las mismas letras, se le leía plena, rebosante, hablaba en futuro y obviaba el pasado, cualquiera que éste fuera. Parecía no agotarse nunca. Él, por su parte, tenía por entendido que si bien uno puede sentir morirse de amor algunas veces, solo una podía hacerlo de a de veras”.

“Extravíos” (Cap. 11)

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Quererle ha sido de esas cosas que uno hace siempre consciente de que no habrá regreso, que mientras dure el viaje solo queda dejarse llevar por la inercia del impulso inicial que termina casi siempre por levantar los pies del suelo, para luego, casi de manera inmediata, implementar el protocolo de evacuación, que consiste entre otras cosas, en entrecerrar los ojos y esperar el golpe que en algún punto del trayecto habrá de detener en seco al corazón

A veces la realidad defrauda de tal manera, que uno tiene que inventarse historias de encuentros y desencuentros que al menos lleven a alguna parte. Así pues, se terminan consumiendo las madrugadas ideando elaboradas teorías de cómo y por qué es que pasar del punto A al B acaba costándole la vida a tantas otras vocales en el intento. Entender el miedo al abandono implica que en algún momento será uno el que acabe abandonado, por si acaso

Hace apenas una luna platicando con Marín, me confesaba de forma apasionada y completamente convencida, que creía fielmente en que cada uno de nosotros estamos destinado en la historia de la vida de alguien más, para estar y pertenecer, para construir y darle sentido a los ideales que cada uno defiende a capa y espada. Que su padre por ejemplo, después de un cuarto de siglo y de probar hasta la última gota de las mieles que destila la poligamia, había coincidido de nueva cuenta con aquella mujer a la que él decía le pertenecía su parte más sana que le quedaba de corazón. Que era enternecedor verlos caminando por la plaza como dos adolescente, comiéndose las almas con los ojos como si esa fuera la última oportunidad en la vida que tuvieran para hacerlo

Y es que, realmente ¿cuántas oportunidades nos puede dar la vida para coincidir de frente y casi día a día con quien uno sabe que pudiera dar la parte más sana que tenga de corazón?. Le respondí diciéndole que me era imposible a estas alturas el creer más en todo ello, en la teoría de pertenecer y pretender saber que uno tiene cierto espacio entre los días de alguna persona, que si realmente era el caso, por qué es que era necesario tener que lidiar con apariciones y desapariciones a placer o cuando lo marcara la ocasión, el mes o alguna estación del año. Por qué no existía esa consistencia y esa constancia entre lo que sale de los labios y lo que terminan haciendo las plantas de los pies. Jodorowsky ha dicho tanto, de entre todo algo que me encanta y a la vez me parte en dos, en tres o cantidades indefinidas…“A donde el corazón se inclina, el pie camina”. Así pues, éste de tanto que se inclina, se encuentra a media sílaba de caer

Y es que también, la dignidad le pide cuentas a uno mismo, se pregunta cuándo carajos es que habrá de dejar de intentar echar raíces sobre el concreto, o de plantar jardines en las rocas. Por más que quisiera refutar sus argumentos, uno sabe, sin lugar a dudas, hasta qué punto debe dejar de empaparse el alma y empezar a tenderla al sol a que tome color y el calor que le hace falta.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Confesión #32




Eres lo que menos me conviene
lo que tanto me apetece 
lo que más me da la gana.
-
Eres lo que siempre me repito 
aquello por lo que brindo 
la más lista, la más guapa.

viernes, 11 de octubre de 2013

Sotaventos





Se armó con todo el valor que logró acopiar hasta ese preciso y decisivo instante, con todo aquello que encontró disponible. Parecía con ello intentar artillar lo más posible un pequeño bote pesquero, para con él y con toda la valía que logró montarle de último momento, hacerle frente a aquel estoico e imbatible  galeón mercante. Se había vuelto un bucanero, en todo un corsario, iba entonces a su abordaje. Calculó los pasos necesarios para acercarse hasta su sitio; En sigilo aparente y batallando contra su propio pulso que le bombeaba como nunca antes y a caudales la sangre de sus venas hasta el corazón. Dio un paso, dos, cuatro, así hasta casi tocar con su muslo el quicio de la mesa. Ella, en su escafandra, sumergida en lo profundo de su mar de letras, alcanzó a ver por entre sus pestañas una silueta, que lo primero que atinó a decirle -con tono titubeante y un tanto atropellado- fue… «Vámonos, Volando, que aquí no nos quiere nadie». (...)

La tomó por sorpresa, con la guardia baja, entre la confusión y su sorpresa Ella pensó de inmediato que aquel peculiar personaje se trataba quizás de alguno de aquellos tantos artistas callejeros que recorren las plazuelas pregonando citas y poemas a los turistas a cambio de algunos pesos. Sin embargo, y a pesar de la interrupción, le sonrió cortésmente y le replicó «"Gabo", cierto?...El General Bolivar». (...)

"Extravíos" Cap. 5
C.

miércoles, 9 de octubre de 2013

viernes, 30 de agosto de 2013

Te llamaste Agosto

Y entonces si, me di cuenta de que en casos de emergencias, el corazón se desasocia de manera inmediata y tal vez definitiva de todo tiempo y lugar a fin de preservarse, de sobrevivir más allá de la decepción de las promesas y la necedad de las personas por consumirse al primer hervor 

El corazón elije quitar de entre sus prendas esas ganas insensatas de mudarse con o sin maletas al lugar donde todo se decide en una rifa, en un águila o sol, en la cantidad de cicatrices que se puedan negociar

Lo tan poco que me queda no alcanza ni a igualar siquiera la apuesta más precaria de cualquier otro postor

He perdido, esas ganas de "Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres" se me acaban de agotar.

jueves, 1 de agosto de 2013

Agosto




Si aún se lo pregunta, Sí, a pesar de usted misma le quiero, dispénseme los teamos faltantes de otras veces, los vengo guardando envueltos de regalo para un día de esos de fanfarrias y manteles largos

Si habría que ubicar tal querer en alguna medida conocida, o al menos estimable, seguramente estaría enclavado entre el mucho y el bastante

Sin embargo, y aún siendo tanto todavía, no me absuelve de al menos intentar quererme a mí tan solo un poco más de todo aquello que le quiero

Dicen que el doliente resiente el duelo la parte proporcional a la mitad del total del tiempo compartido

Siendo así el caso y si las cuentas no me fallan por mucho todavía, me resta otro agosto y medio más para así saber qué tanto es aquello que se va y qué tan poco lo que quede.

lunes, 15 de julio de 2013

Le Résistance

"Espera! No empieces la Revolución sin mí"

Y entonces llega la lluvia, y el cigarrillo, y estas ganas, y se queda la humedad, el humo, y las mismas ganas. Yo no sé muy bien de runas, psicomagias, alquimias, signos, cartas astrales, requisitos familiares, fiscales ni destinos. Yo solo sé, que cuando en Macondo llueve, la tierra huele a ti y a la canela de tus formas, a alpiste fresco, a baños de miel y luna en cuarto menguante. Coincidirte cada vez es encontrarme a mí mismo escondido en alguna de tus partes. Allí, agazapado como un ratón de alacena entre excentricidades, caprichos ocasionales y manías de niña mimada, en tu tono alzado e insolente cuando sientes la espalda entre la pared y argumentos desgastados, cuando se pide más de lo que está dispuesto a darse, cuando se espera más de aquello que se tiene. Sé bien qué tanto duele verme arder así con estos ojos pardos, cuando intento persuadirte de cómo es que debieran ser las simples cosas, que siendo aun así de simples, no suceden.

Desde pequeños nos enseñaron a no tocar, a no brincar, a no gritar, a mostrar buenos modales en la mesa y a pedir las cosas sin hacer ningún berrinche. Bien pues, de grandes aprendimos volando que se vale tocar, brincar, gritar y que no hay mejor lugar para perder los buenos modales que encima de una mesa, que algunas cosas llegan por sí mismas si uno ha sabido cómo provocarlas, y en contra parte, algunas otras pasan una sola vez tan cerca de los ojos. Que amar debe hacerse siempre con la boca abierta y el corazón desnudo, sin pólizas de garantía ni pronósticos reservados. De grandes aprendimos, que es mejor ser uno mismo y morir en el intento, que calzar en la versión obtusa de aquellos quienes no supieron nunca cómo hacerlo.

Es difícil encontrar cofradías de lunáticos en estos tiempos tan tristemente cuerdos. Pertenezco a las calles adoquinadas, a los muros enmohecidos cayéndose a pedazos con el paso de los años, a las lajas de pintura desprendiéndose de marcos de madera, a las aldabas corroídas. Pertenezco a las tardes de lluvia cuando todo el mundo corre en frenesí a buscar refugio, dejando ver las calles tras de sí llenándose tranquilamente de agua. A los pedazos de tierra donde el hombre ha fallado en su intento de imponer suntuosas y estorbosas tienda de autoservicio, a esos lugares donde lo reciben a uno con un café negro y cenicero antes de tomar la orden. Me sé parte de la historia que cuentan las yemas de estos dedos cuando no se duermen, me sé en complicidad con algo más grande que las ganas de buscarme algún otro sitio diferente. Siempre así, un sí tan asertivo que congela hasta la médula a aquellos quienes ven por suficiente un quizás o un veremos.

Es por amor y con él, con lo que uno mismo se va tejiendo el manto con el que habrá de arroparse toda la vida., Así pues, acabo vaciando aquí cualquier teoría remanente y remendada en donde crea fervientemente, en lo bueno que sería alguna vez coincidir y retomarnos en algún capítulo inconcluso, por ahí del 877 en adelante. Donde ya somos conocidos de muchos años y nos hemos visto llorar por otros tantos y también por nosotros mismos. Donde ya nos hemos mentado la madre de verdad, al menos una de ellas tan en serio y con toda la intención de haberlo dicho. Ciertas cosas se joden irresponsablemente, de manera monumental, innecesariamente, casi irreparablemente, dejadas al azar y a la fortuna que decida la decidía o el mes en turno. Es un cuadro que uno mismo pinta en carboncillo o acuarelas con todo aquello que le quede todavía embadurnado en la paleta, tan abstracto o hiperreal como uno alcance a recordar al levantar la vista y girarla un poco, unos cuantos grados hacia el sur. Pero si algo debe saber Señora mía, o si es que algo resta por saberse todavía, es que este fiel creyente suyo tiene a bien por cábala, encomendar su paso y su jornada cada día ante su estampa.

Somos lo que queda en pie de un Chalet convertido en Pied à terre, punto de escape cuando la ciudad se nos viene encima, tan de bulto, cuando la gente habla entre dientes, cuando las grandes ideas no encuentran espacio suficiente en lo estrecho de la frente de otras mentes, cuando los colores se degradan al punto de perder contraste, ahí donde la otredad se siente como en casa, se pone ropa holgada y se olvida de las poses y el glamour. Te leo, releo y vuelvo a leerte nuevamente, y es ahí cuando el corazón da un vuelco de cabeza y comienza a gotearte hasta casi secarse por completo, ciruela pasa carmesí. Tus letras son petardos que estallan en las manos dejando tras de sí muñones palpitantes y unas ganas inmediatas de volver a retomarte desde el prólogo hasta la última de tus hojas. Tienes de esos ojos para tomar de ellos un par de tazas por las mañanas a la hora del desayuno, sí, así las cosas.

A estas alturas ya caducó la indignación del abandono y prescribió cualquier acuse de delito cometido alevosamente o alegando ingenuidad, a estas alturas tu nombre no debería de aparecer tanto o tan seguido en las cosas más triviales como anuncios comerciales, citas o personajes ficticios de TV. Comienzo a preguntarme si es que tan en boga está, eso de llamarle a las musas por tu nombre, o si acaso el alfabeto sufre a su corta edad, de una irremediable pérdida prematura de su vasta melena de vocales, dejando crucigramas incompletos en su almohada al levantarse.

Como siempre, estas letras son tuyas, tan tuyas que pinté mi casa del color de tus ojos, por si alguna duda queda.


-Y sí, hay que ser muy Piscis o hay que ser muy Tauro algunas veces.

lunes, 17 de junio de 2013

"El Negro"

“Él” es quizás de quien menos he hablado a lo largo de mis textos, a quien menos cito y de los temas que más evito cuando se trata de hablar de mí y de todo aquello que me da forma como ser humano, sin embargo es de Él de quien más he aprendido en cuanto a “ser humano” se refiere, tiene esa misma esperanza desbocada en que las cosas se habrán de solucionar, aunque todo apunte a lo contrario

Lo que más me viene a la mente de él cuando lo pienso, más allá de los claro oscuros, es ese característico andar de sus eternas, grandes y pesadas sandalias negras de pata de gallo con una odiosa franja verde alrededor de la suela, justo cuando se acercaba a nuestra habitación a despertarnos para ir a la escuela; Era un sonido inconfundible, una especie alarma sísmica apocalíptica que te iba avisando paso a paso que era hora de bajar de la cama sin hacer “jetas”, arreglarse lo antes posible para después zamparte -más a fuerza que con ganas- uno de sus famosos licuados de medio litro con leche, chocolate, huevo, cereal, fruta y cuanta cosa más pudiera triturar la licuadora, admito que a pesar del aspecto intimidante y poco atractivo que de repente tomaba aquella bebida en cuestión, era bastante buena en cuanto a sabor se refería, aunque terminara cayéndome como bomba atómica al estómago a tan temprana hora de la mañana, pero todo fuera por “no salir de casa sin haber desayunado” como él siempre decía

Asiduo lector, mayormente de noticias, cultura, política, novela, religión, tecnología y temas que construyan, caligrafía de molde envidiable –la de “Ella” en manuscrita es simplemente perfecta-, cafeinómano matutino y cervecero de hueso colorado; Cree dominar a la perfección el inglés y hablar fluidamente las tres palabras que sabe en francés, de ambos dos, es él con quien se puede contar para conversaciones largas y analíticas, “Ella” siempre ha sido más práctica, él la sigue adorando con el alma, es un romántico empedernido y siempre sale a relucir su corazón de pollo, fuma poco ó casi nada y cada que tiene oportunidad me invita a dejar de encender cigarrillos tan frecuentemente, tiene como cábala el tomarse el tiempo para orar antes de salir de casa aunque tenga prisa

Él es de las personas que más me ha enseñado de la vida misma, de su respeto a la mujer y a los ideales, de la lealtad hacia la gente que en verdad lo merece, su habilidad de poder reparar casi todo  y la incesante curiosidad por saber cómo es que funcionan las cosas, le recuerdo perfectamente una desvencijada caja de herramientas azul metálico, llena de tornillos, cables, llaves y piezas de otras reparaciones previas que guardaba por si acaso pudieran servirle para alguna otra a futuro, le bastaba solo un martillo, unas pinzas y cinta negra para arreglar cualquier desperfecto

Quizás fue su marcada tendencia a soñar con los ojos abiertos lo que terminó repartiéndonos en diferentes lugares desde hace bastantes años, supongo que la paciencia pierde la batalla ante el amor cuando se esperan resultados de planes que no terminan por llevar a ninguna parte, al menos es lo que quiero pensar, pues a pesar de los altibajos, siempre les vi quererse como si no existiera nadie más para ninguno de los dos; A lo largo de esos años me volví todo un experto en embalaje y mudanzas de emergencia, tenía complejo de gitano, llegué a contar más de diez cambios de domicilio, algunos de ellos a media madrugada para evitar toparnos con el arrendador a la mañana siguiente, lo cual conllevaba a tener que empezar nuevamente con el tedioso ritual de hacer amigos temporales mientras duraran las cajas sin tener que llenarse de nueva cuenta, y es que, él deseaba tanto tenerlo todo que algunas veces perdía la perspectiva de lo que era posible, nunca dudé que quisiera lo mejor para nosotros y para “Ella”, sin embargo el solo hecho de desear tanto algo no siempre significa que suceda

Cuando era más joven, me parecía extraño que mis cosas se “descompusieran” de repente y tuvieran que mandarlas “reparar” a otro lado, cuando se supone que él podía arreglarlo todo con una cinta negra, unas pinzas y un martillo que salían de aquella caja azul como si fuese una chistera, obviamente aquellas cosas “descompuestas” no volvía a verlas nuevamente pues terminaban adornando los estantes de alguna casa de empeño; No era edad para lidiar con licenciados, con actuarios que entraban a la casa mostrando papeles que no entendía, mientras pasaban lista de todo aquello que pudiera servirles para cubrir alguna deuda, la ingenuidad se iba perdiendo poco a poco, y ese personaje que veía tan grande se iba haciendo cada vez más pequeño ante mis ojos, supongo que sí, hay cosas que terminan rebasando al amor, por más grande que éste sea

Aprendí entonces a bifurcarme, a pasar veinticuatros en una casa y  treinta y unos en otra diferente, a lidiar con los comentarios mal intencionados de personas que veían y opinaban de mi mundo desde una perspectiva distinta, a dormir en dos camas, a prescindir cada vez más de “Él” pues la ciudades eran distintas al igual que los horarios, fue quizás en ese entonces donde comencé a evitar enraizarme tanto, a mantener distancias pues sabía o suponía que quizás en algún punto cada quien estaría por su parte en otros tantos lados; Sin embargo debía estar donde tocaba y poner en práctica aquella lealtad que tanto me había inculcado, así pues cerré filas y asumí roles que no me correspondían pero que debían llevarse a cabo, tampoco eran edades para asistir a juntas de escuela haciendo la labor que no me tocaba, ayudar a hacer las tareas o buscar materiales para algún proyecto de último minuto

Siempre  tuve la duda de qué podría haber sido más importante que vernos crecer, que estar ahí para ella, al menos para ella puesto que el resto de nosotros quizás ya estábamos los suficientemente “grandes” a nuestros doce años para esperar un poco más de él, quizás ya habíamos tenido lo suficiente y era nuestro turno de hacer lo propio y seguir adelante con lo que teníamos a la mano


Le amo como si nada de todo aquello hubiera sucedido, como si hubiera estado cada vez que le he necesitado, como si aquella pelea antes de mis veintes no hubiera llegado hasta los golpes, cuando le dije frente a frente que no tenía autoridad alguna dentro de mi casa, puesto que no había tenido los tamaños de ganarse de vuelta su lugar cuando tuvo todo el tiempo del mundo para poder recuperarlo. Hay tantas cosas de él que forman parte de mi, algunas de las cuales intento deslindarme de inmediato cuando me descubro a mi mismo caminando por encima de sus propios pasos

Me duele verle batallar a sus edades persiguiendo sueños que parecen escapársele de las manos a propósito cuando parece sostenerlos firmemente, me duele verle sin raíces viviendo lejos de su gente, de la gente que lo extraña y que desea verlo pleno y sonriente por las razones correctas, me duele verlo sabotearse monumentalmente cada vez que parece que todo comienza a tomar un rumbo fijo,  me duele tenerlo a ratos, en partes, cuando puede, cuando prefiere creer que nadie lo piensa y es entonces que aparece con un vejo de tristeza en la mirada esperando comprensión de quien se ponga en frente

Quisiera verlo tan grande como solía hacerlo cuando niño, quisiera se supiera él mismo tan grande como siempre ha sido y que uno se puede llenar de polvo más de alguna vez en esta vida, pero que siempre, irremediablemente se sigue adelante, que los sueños no caducan, lo que puede llegar a caducar es la creencia y la fe de las personas con quien los comparte.

martes, 11 de junio de 2013

Raíces

Si de ser breve se tratase, comenzaría por decir…
”Si estás leyendo esto, encuéntrame, te espero”


-Hubiera sido encantador haber tenido una tradición, un ritual, de esos que llegan a fraguarse entre sí y con el tiempo aquellos quienes se conocen más allá del segundo apellido, como encontrarnos en un sitio pactado con anticipación, habiendo definido de antemano el día y la hora, de preferencia un Lunes por la tarde y sin códigos forzosos de etiqueta, justo antes de que empiecen a bajar sus cortinas los comercios aledaños

La tardanza de estas líneas postergadas, obedecen por lo pronto –y entre otras cosas-, a mi lentitud al brincar de una tecla a la otra con una sola mano, pero sobre todo –y más que nada- a mi escasa disciplina al momento de sentarme a redactar al menos una cuartilla completa sin tener que despegar los dedos del teclado; Quien sabe leerme, sabrá que me da por armar rompecabezas con los fragmentos que se me vienen encima de a poco diariamente, o en torrente de una sola noche, como las lluvias que anegan las calles de ésta ciudad casi siempre a finales de septiembre

No hay nada más honesto en esta vida, que ser como se desea ser y permanecer donde se quiere estar; Siendo así las cosas, me fue humanamente imposible amordazar el corazón, amarrarlo a una silla y hacerlo espectador de lo que habría comenzado a suceder a partir del momento en que mi nombre y firma le dieran validez al pie de página en una hoja de papel, como si ésta se tratase de una póliza de garantía que mágicamente habría de acomodar cada cosa donde “debería”, mientras intento convencerme con ello de que siempre las cosas suceden por una razón

Y es que, creo yo que el amor va más allá de adivinar la cantidad de lunares que descienden desde el cuello hasta la pantorrilla, tener algunos cuantos tópicos en común con los cuales intentar sostener una plática por más de media hora o saber qué tan caliente debe de salir el agua de la regadera; Debo de admitir que nunca tuvo oportunidad alguna de mi parte, fue como ver a un alpinista intentando escalarme, esquivando cada saliente con tanto ímpetu como si su propia vida dependiera de ello, mientras tanto al otro extremo yo mismo agitaba con fuerza la cuerda que la estaba sosteniendo

Aprendí a no volver a decir nunca más un te amo con tal de no quedarme sin decir una palabra. Sin embargo, así mismo siempre me supe de ella el medio por el cual evitaba darle la cara a las soledades o enfrentarse con sus propios demonios. Ni tan héroe ni tan villano, fui en ese entonces solamente aquello que quedaba de algo que nunca estuvo del todo completo ni en su sitio

Los muros de una casa siempre guardan inquilinos, permanece habitada de esencias, sonidos y demás entes imperceptibles a la vista común de cualquier visitante; Son custodios de antaño que determinan el total del espacio disponible a ocupar, cuando en el patio de la casa en cuestión cuelgue -a su debido tiempo- algún letrero que diga…”Se Vende”, “Se Renta” ó “Cerrado por Derribo”

Sin importar el resultado, ya sea bueno, malo o simplemente indefinido, con el paso de los daños he logrado conservar lo más enteramente posible este sentido ingenuo y casi absurdo de la esperanza, creo yo que si alguna vez dejara de intentarlo, al menos intentarlo, dejaría entonces de ser yo mismo y eso es algo a lo que definitivamente no quisiera arriesgarme

Prefiero aquel amor de viudez, ese que le da los buenos días a una fotografía alumbrada por una veladora encaramada en el tocador justo al lado de las pastillas para la reuma y el televisor, aquel como el de Olivia, que perfumaba su habitación por las noches con alguna de las prendas sobrevivientes al naufragio, prefiero eso a descubrirme a mí mismo en el reflejo de algún cristal de aparador tomándole la mano a algún ser desconocido un fin de semana por la tarde, solo por no llevar el brazo como péndulo de atrás hacia adelante

Si bien es sabido que el corazón se puede llegar a bifurcar en algún momento dado, uno siempre sabe en qué lugar es donde se queda de una sola pieza, así pues, decido elegirte a ti por sobre todas las cosas, sin importar qué, con uno o ambos nombres, con arrugas o sin ellas, estés, te vayas, te quedes o vengas solo de visita, ésta es una decisión tomada con calidad de irrevocable, de esas que definen el curso de una vida, pensada minuciosamente hasta el punto de obviar cualquier posible alternativa; Y es que, creo que es lo más correcto para mi permanecer completo así, al menos de esta forma y por más irónico que parezca, que hacer trueques con mitades de mí mismo a cambio de piezas de repuesto de algo qué sé de cierto se encuentra en otra parte

Mi manera de querer va más allá de los sinsabores y las vendettas, no es amar solo a la persona, sino a lo que uno mismo es cuando se está con ella, y sé bien por experiencia propia, que en ningún otro lado puedo ser más yo que en este mismo sitio, aunque no te encuentres; Uno nunca debe olvidar quién es y de dónde viene, yo mismo sé que aunque todo esto pueda ser o no, tampoco es jugar a la ruleta rusa del melodrama telenovelero, o desgarrarse las vestiduras al primer intento, simplemente es preciso saber estar donde el alma se siente libre.

lunes, 13 de mayo de 2013

#2505



Recuerdo con tanto detalle aquel Jueves 10 de Septiembre de un año lejano por cuatro a éste en curso, llevabas el cabello encantadoramente distinto, significativamente corto, danzando justo por encima de tus hombros, bello él, como los ojos que te adornaban las pestañas cuando miras de frente, hacía un calor de los mil demonios, me di cuenta al dejar salir al sol mi par de aletas

-He venido a ver a mi esposa, uno no viaja desde tan lejos solo para ver el mar, por mariscos o a ver lo inmenso de una plataforma petrolera,  le contesté a un oficial que me preguntaba a qué se debía el motivo de mi viaje.

Cuando hablo de ti en la Panadería y les cuento que estuve casado contigo por veinte años -aunque de los cuales solo te hayas enterado tres-, me dan un trato de maravilla, ponen un pan dulce de más en la bolsa y me despiden con una gran sonrisa en espera de que vuelva pronto a terminar de contarles el resto de la historia. Espero lo mismo suceda contigo cuando llegues a contarle a algún extraño al menos uno de aquellos veinte y tantos años de mí contigo en contubernio 

Fuimos un par de niños jugando a ser eternos, nos bebimos el sol de un solo trago, fuimos tanto y tan poco al mismo tiempo, irresponsables, temerarios, consecuentes, distantes, disidentes, compañeros, contrincantes, y al final de toda la lista terminamos siendo solamente cada cual a su propia suerte; He dejado de preguntarme qué habría sucedido y he comenzado a contarme qué es lo que sucede, y lo que sucede es que solo queda este esqueleto de adulto jugando como niño evitando a toda costa volverse a romper un hueso

Dicen los que saben, que el Hogar está donde el corazón se encuentra, dicen también que la pasión dura solo tres años y que después de ellos comienza el verdadero proceso de enamorarse de lo bueno y de lo malo al mismo tiempo, siendo completamente honesto, nunca supe qué siguió después de Agosto, después de ahí comencé a perder gran parte de la fe, la consciencia y la memoria

El corazón se achica, al punto de boronas, supongo yo que para poder sobrevivirse a uno mismo, uno tiene que aprender a amar a la rutina, para así no caerse de bruces al primer intento y terminar contando cuántos dientes van quedando cada vez sobre el pavimento


-Siempre que comienzo de nuevo me envalentono demasiado

martes, 7 de mayo de 2013

Aprendiendo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una
mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el AMOR no significa acostarse.

Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender ....

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza
a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende
a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es
demasiado inseguro para planes ... y los futuros tienen su forma de caerse
por la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del
Sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de
esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que
uno realmente vale, y uno aprende y aprende ... y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien, porque te ofrece un buen
futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos
sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás con una persona sólo por
acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no
lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen
hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es
atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, es muy
probable que la amistad jamás sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos, lloras por
aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona
es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser
humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o
desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el
sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen,
ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir
que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante
una tumba ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...

-B. Reveles

jueves, 2 de mayo de 2013

Xunca


Detesto los días con demasiado sol, ése aquel que tuesta la piel a mordidas aún a través de las ropas, el olor a formol, las palabras colgadas del ojal con pinzas ó pintadas con labial en el entrecejo; Detesto los silencios tibios a la hora del desayuno, el cuento de "Pedro y el Lobo" y los puentes colgantes de papel, pero sobre todo y más que cualquier otra cosa en este mundo, detesto la cobardía y la falta de modales de no acabar un buen juego de rayuela, al dar la media vuelta justo antes de pisar con ambos pies el cielo

Me pone la piel doliente y el corazón de súbito en trote,  de cierto que el no buscarle ni un día más de estos, es tal cual dejar de insistir buscarme como una aguja en un pajar entre todas sus costillas, "desenraizarse" siempre ha sido y será, lo más difícil al intentar dejar atrás la propia patria


Así pues, todo aquello que suceda de ahora en adelante, estará a cargo estrictamente de la cotidianeidad y será quizás alguna azarosa coincidencia de habitar por lo pronto y mientras tanto ambos dos en un lugar particularmente tan pequeño; La culpa es de uno, me muero, te muero, lo morimos, cada cual vuelve a ser de nueva cuenta de uno mismo, si mis cuentas no me fallan, Mayo empieza siendo un par y acaba siempre en treinta y uno


Son pocos, muy pocos los que han llegado a dominar con el paso de los años el temerario arte de estar distantemente juntos, puede resultar tan potencialmente fatal como absúrdamente entretenido, como lo es quizás el ver el desenfado de una bailarina con vértigo a las alturas, haciendo Fouttés en el borde de un abismo. Ambos habremos de estar tan exhaustos ya de abrirnos en canal de par en par el pecho, tanto como para no quererle atar los nudos que le falten a los cabos sueltos

Y espero, así como el campo espera el agua, volver a ver llover, beberme a tragos y así reverdecer.


Todo lo que diga está de más,
Las luces siempre encienden en el alma.


Citándole…

-"Lo sabes y lo sé, Lo hemos dicho todo"



Tal vez uno no comprenda nunca.


- Pas cap






jueves, 11 de abril de 2013

Veintinueve Lunares y Contando...


Después de un cinema sin palomitas, una apuesta saldada y una crisis de pánico por arañas jugando a los escondites, me dio por buscar ahí donde hacía muchos ayeres no esculcaba, aquellas cosas tan viejas, tan de ella y mías, pláticas, mensajes y textos a las prisas; Me di cuenta entonces de algo que siempre he sabido -o creo ambos lo sabemos-, y es que nunca nos hemos soltado del todo, y no es que alguno de los dos tenga sujeto al otro, sino que, siempre hemos estado de alguna manera u otra en el camino de cada uno, quizás incluso mucho antes de habernos conocido las caras

Nos he leído de todo, tan afines muchas veces y tan afilados otras tantas, creo que ahora somos diferentes, nos ha tocado aprender por cuenta propia muchas cosas que de haberlas hecho en conjunto habrían resultado por demás dolorosas e innecesarias; Quizás sí, las cosas suceden por una razón, cualquiera que ésta sea nos ha evitado arrancarnos del todo y a la mala al uno del otro

Suele ser tan niña de una manera enternecedora, le da por escribir en diminutivos cuando me extraña, pero no lo dice con todas sus letras para no saberse descubierta, ahora es (somos) más breves, si me pide ir voy,  aunque aún no logro hacer que venga, si no es con los dientes, bajo las sábanas o encima de ellas; Reflexionando un poco y con más calma, quizás antes no supimos pedirnos a bien las cosas, así pues, ahora evitamos en lo posible escarbarnos tan profundo, sabemos bien que es precisamente ahí donde algunas veces sangra, estamos, coincidimos, recordamos e intentamos remendarnos cada uno a su propia y peculiar manera

Debo decir, que siempre que es posible es todo un espectáculo ver salir el sol desde aquella gran ventana con su cuerpo a contra luz y mis ganas irreprimibles de querer tocarla, o silenciar el despertador varias veces con tal de no asomar ni un talón por fuera de la cama, aunque al final las prisas por salir a tiempo nos hagan refunfuñar al reintegrarnos cada cual a su rutina diaria

Es, soy, hemos sido ambos dos en complicidad quizás la mejor historia jamás contada, pero eso es algo que solo habrán de decidir los días que vayan cayendo entre las manos, aunque cierto es que…”Para quererse ir, habrá que primero no querer quedarse”, así pues, henos hoy aquí, sonriendo de lado, siendo breves

Siendo.

martes, 9 de abril de 2013

Iridiscente



-"Los barcos están varados porque no les sopla el viento,
porque no les sopla el viento los barcos están varados

Y por eso no han entrado barquitos a sotavento
barquitos a sotavento por eso no han entrado..."

jueves, 14 de marzo de 2013

Colorimetría




"...Todo tú en el espacio lleno de sonidos - En la sombra y en la luz. Tú te llamarás Auxocromo el que capta el color. Yo Cromoforo - La que da el color. 

Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. 

Mi deseo es entender la línea la forma el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz."

F. K.


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Magenta

-Disculpe espera a alguien? Pasé por la mañana y es hora que vuelvo a verlo sentado a orillas del portal, esa casa es muy vieja, no creo que haya nadie, en los años que llevo aquí no la he visto habitada

-Yo solía vivir allí, a veces vengo a escuchar el sonido de éstas calles, a recordar el lugar y a mí, aquí amanece de manera muy distinta a otros lados, lo ha notado?, huele a gerberas, a café con canela desde muy temprano

-Sabe, la gente va y viene todo el tiempo, he visto a muy pocos querer quedarse a hacer una vida, casi todos se han marchado

-Me han contado, tiene tiempo que no venía, evitaba dar la vuelta a la derecha, dos a la izquierda y treinta y siete pasos exactos para llegar hasta aquí; Ahora me pasa que camino y mis pies me traen por si mismos de vuelta sin darme cuenta a orillas del portal, no importa lo lejos que me encuentre o si es que iba en dirección opuesta

-Como los gatos

-Cómo dice?

-Sí, como los gatos, dicen que ellos se van sin avisar, que pueden perderse por días y cuando uno menos lo espera regresan a casa como si nada hubiese pasado, como si recordasen a dónde tienen que llegar

-Ahora entiendo…

-Y a todo esto, es un poco tarde, no hay alguien esperando por usted en algún lado?

-Si, pero a qué otro lugar podría ir yo sin saber cómo llegar con los ojos cerrados

-Insisto, usted me resulta curioso, así, curioso como los gatos, viene desde lejos a sentarse al portal de una casa vacía, a escuchar los sonidos de una calle y a oler gerberas desde temprano pudiendo estar en otros tantos lados, en otras tantas calles

-No lo entendería, hay lugares donde uno puede ser quien es, así, tal cual, sin pretender, y aunque tiene algo de razón en el que podría estar en otros lados, en otras calles o quizás en aquel lugar donde cuentan días del calendario por volverme a ver, vengo aquí porque es es quizás el único lugar en donde sé amar la vida




sábado, 2 de marzo de 2013

Cometa II


-Atrapado entre la inercia de evitar decir No de nueva cuenta y la irresponsabilidad que conlleva el decir que Sí a todo solo por variar y no llevar la contraria

Las cosas suceden por una razón, he venido escuchando tantas veces esa frase de un tiempo a la fecha, que no sé en qué parte de ella habrá de entrar la razón y comenzará a cobrar algún sentido

Escribo poco, menos de lo acostumbrado, y no es que haya poco qué decir, muy al contrario, pero  siempre que intento hacerlo de manera diferente, termino hablando de mí o de vos, que para el caso resulta siendo lo mismo; Sin embargo sé bien que incluso la más redundante de las retóricas llega a ser tan molesta como traer una piedra deambulando de un lado al otro dentro del zapato

Mi realidad actual, o por lo menos a estas horas aquí, es que estoy contento, así, sin más, en minúscula y sin adjuntarle algún otro adjetivo ni adornar la palabra con signos innecesarios, un estado de ánimo que no le adjudico a nadie o a nada en particular; Me han costado 8 de las 9 entender que el “Estar” -aunque sea un minuto, un momento ó media luna-, es quizás lo más cercano a poder pertenecer sin terminar por infundirle el temor que le da por permanecer en el mismo sitio por demasiado tiempo

-“Si, efectivamente, cuando estoy con vos soy transparente, traslúcido, así como me has descrito, y es que no tengo necesidad de fabricarme un alter ego, de fingir sonrisas o interés en lo que estés diciendo, todo es natural, fluye como si ese fuese el día diez mil trescientos y contando, como siempre, como toda la vida, tan larga o tan corta como ésta sea; Para nadie es un secreto el que a tu estampa la extraño en demasía, incluso más allá de lo que debería, o de lo que algunas veces mereciera, con riesgo de que aquello último suene más a una altanería

Debo pensar que quizás sí, quizás si existen ese tipo de historias tan absurdamente imposibles de las que algunos hablan y otros pocos escriben, aquellas en las que uno de ambos dos habrá de decidir por el otro en no cruzar de una vez por todas la línea fronteriza entre el nunca y quién sabe, con tal de no acabar desbaratando al otro ó a sí mismo en el intento”

Todo aquel que conoce un poco de esta historia se pregunta lo mismo que yo de vez en cuando…-”Qué carajos hace cada cual por otros lados habiendo tanto de por medio?...Par de tontos ambos"...Sí, lo mismo pienso.

Pedirle que se quede suele sonarle tan irracional, tan inconcebible aberrante, así como a mí si le escuchara alguna vez pedirme que me vaya, que en realidad me vaya; Así las cosas, así siempre lo han sido, aunque el saberlo de cierto no termine por ponernos en santa paz a ninguno de los dos en algún lado   
           
Estoy por decidirme si tomarle la palabra junto con la mano a quien me lo ha venido proponiendo, y es que, siendo realistas, cada cuándo aparece alguien que le pide a uno no solamente estar, sino quedarse; Pero…Quedarme?, Quedarme allí?, Qué haría yo allí? Quizás al final del cuento me decida en disfrazarme de villano y por ende termine siendo odiado como se odian a las cosas que se han querido demasiado, así pues uno puede irse tranquilamente, jodido pero contento, total que “los te amos” son más de aparador que al portador, lo que sea que eso signifique

De antemano pido disculpas en nombre de mis manos, les da por meterse al fuego aún sabiendo el riesgo de quemarse, sin embargo, no sería yo mismo si dejase de hacer estas cosas tan riesgosas como Amar, a ti más que a nada en este mundo por ejemplo

El corazón como tal, suele a veces verse como un puño furioso y apretado envuelto en sangre, otras tantas  (como ésta, solo quizás como ésta) tiene puertas, ventanas y puede verse claramente desde afuera a la gente que lo habita dentro; Siempre hay tiempo de lidiar con el delirium tremens del deseo incontrolable de encontrar ojos que aprendan a mirar, labios que quemen

Ni Paez, ni Sabines ni Vargas han mentido nunca…
"Uno siempre vuelve a los mismos sitios donde amó la vida."...Así de sencillas son las Simples Cosas.