martes, 11 de junio de 2013

Raíces

Si de ser breve se tratase, comenzaría por decir…
”Si estás leyendo esto, encuéntrame, te espero”


-Hubiera sido encantador haber tenido una tradición, un ritual, de esos que llegan a fraguarse entre sí y con el tiempo aquellos quienes se conocen más allá del segundo apellido, como encontrarnos en un sitio pactado con anticipación, habiendo definido de antemano el día y la hora, de preferencia un Lunes por la tarde y sin códigos forzosos de etiqueta, justo antes de que empiecen a bajar sus cortinas los comercios aledaños

La tardanza de estas líneas postergadas, obedecen por lo pronto –y entre otras cosas-, a mi lentitud al brincar de una tecla a la otra con una sola mano, pero sobre todo –y más que nada- a mi escasa disciplina al momento de sentarme a redactar al menos una cuartilla completa sin tener que despegar los dedos del teclado; Quien sabe leerme, sabrá que me da por armar rompecabezas con los fragmentos que se me vienen encima de a poco diariamente, o en torrente de una sola noche, como las lluvias que anegan las calles de ésta ciudad casi siempre a finales de septiembre

No hay nada más honesto en esta vida, que ser como se desea ser y permanecer donde se quiere estar; Siendo así las cosas, me fue humanamente imposible amordazar el corazón, amarrarlo a una silla y hacerlo espectador de lo que habría comenzado a suceder a partir del momento en que mi nombre y firma le dieran validez al pie de página en una hoja de papel, como si ésta se tratase de una póliza de garantía que mágicamente habría de acomodar cada cosa donde “debería”, mientras intento convencerme con ello de que siempre las cosas suceden por una razón

Y es que, creo yo que el amor va más allá de adivinar la cantidad de lunares que descienden desde el cuello hasta la pantorrilla, tener algunos cuantos tópicos en común con los cuales intentar sostener una plática por más de media hora o saber qué tan caliente debe de salir el agua de la regadera; Debo de admitir que nunca tuvo oportunidad alguna de mi parte, fue como ver a un alpinista intentando escalarme, esquivando cada saliente con tanto ímpetu como si su propia vida dependiera de ello, mientras tanto al otro extremo yo mismo agitaba con fuerza la cuerda que la estaba sosteniendo

Aprendí a no volver a decir nunca más un te amo con tal de no quedarme sin decir una palabra. Sin embargo, así mismo siempre me supe de ella el medio por el cual evitaba darle la cara a las soledades o enfrentarse con sus propios demonios. Ni tan héroe ni tan villano, fui en ese entonces solamente aquello que quedaba de algo que nunca estuvo del todo completo ni en su sitio

Los muros de una casa siempre guardan inquilinos, permanece habitada de esencias, sonidos y demás entes imperceptibles a la vista común de cualquier visitante; Son custodios de antaño que determinan el total del espacio disponible a ocupar, cuando en el patio de la casa en cuestión cuelgue -a su debido tiempo- algún letrero que diga…”Se Vende”, “Se Renta” ó “Cerrado por Derribo”

Sin importar el resultado, ya sea bueno, malo o simplemente indefinido, con el paso de los daños he logrado conservar lo más enteramente posible este sentido ingenuo y casi absurdo de la esperanza, creo yo que si alguna vez dejara de intentarlo, al menos intentarlo, dejaría entonces de ser yo mismo y eso es algo a lo que definitivamente no quisiera arriesgarme

Prefiero aquel amor de viudez, ese que le da los buenos días a una fotografía alumbrada por una veladora encaramada en el tocador justo al lado de las pastillas para la reuma y el televisor, aquel como el de Olivia, que perfumaba su habitación por las noches con alguna de las prendas sobrevivientes al naufragio, prefiero eso a descubrirme a mí mismo en el reflejo de algún cristal de aparador tomándole la mano a algún ser desconocido un fin de semana por la tarde, solo por no llevar el brazo como péndulo de atrás hacia adelante

Si bien es sabido que el corazón se puede llegar a bifurcar en algún momento dado, uno siempre sabe en qué lugar es donde se queda de una sola pieza, así pues, decido elegirte a ti por sobre todas las cosas, sin importar qué, con uno o ambos nombres, con arrugas o sin ellas, estés, te vayas, te quedes o vengas solo de visita, ésta es una decisión tomada con calidad de irrevocable, de esas que definen el curso de una vida, pensada minuciosamente hasta el punto de obviar cualquier posible alternativa; Y es que, creo que es lo más correcto para mi permanecer completo así, al menos de esta forma y por más irónico que parezca, que hacer trueques con mitades de mí mismo a cambio de piezas de repuesto de algo qué sé de cierto se encuentra en otra parte

Mi manera de querer va más allá de los sinsabores y las vendettas, no es amar solo a la persona, sino a lo que uno mismo es cuando se está con ella, y sé bien por experiencia propia, que en ningún otro lado puedo ser más yo que en este mismo sitio, aunque no te encuentres; Uno nunca debe olvidar quién es y de dónde viene, yo mismo sé que aunque todo esto pueda ser o no, tampoco es jugar a la ruleta rusa del melodrama telenovelero, o desgarrarse las vestiduras al primer intento, simplemente es preciso saber estar donde el alma se siente libre.

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