Si de ser breve se tratase, comenzaría por decir…
”Si estás
leyendo esto, encuéntrame, te espero”
-Hubiera sido encantador haber tenido una tradición, un
ritual, de esos que llegan a fraguarse entre sí y con el tiempo aquellos
quienes se conocen más allá del segundo apellido, como encontrarnos en un sitio
pactado con anticipación, habiendo definido de antemano el día y la hora, de
preferencia un Lunes por la tarde y sin códigos forzosos de etiqueta, justo antes
de que empiecen a bajar sus cortinas los comercios aledaños
La tardanza de estas líneas postergadas, obedecen por lo
pronto –y entre otras cosas-, a mi lentitud al brincar de una tecla a la otra
con una sola mano, pero sobre todo –y más que nada- a mi escasa disciplina al momento
de sentarme a redactar al menos una cuartilla completa sin tener que despegar
los dedos del teclado; Quien sabe leerme, sabrá que me da por armar
rompecabezas con los fragmentos que se me vienen encima de a poco diariamente, o
en torrente de una sola noche, como las lluvias que anegan las calles de ésta
ciudad casi siempre a finales de septiembre
No hay nada más honesto en esta vida, que ser como se desea
ser y permanecer donde se quiere estar; Siendo así las cosas, me fue humanamente imposible
amordazar el corazón, amarrarlo a una silla y hacerlo espectador de lo que habría
comenzado a suceder a partir del momento en que mi nombre y firma le dieran
validez al pie de página en una hoja de papel, como si ésta se tratase de una
póliza de garantía que mágicamente habría de acomodar cada cosa donde “debería”, mientras intento convencerme con ello de que siempre las cosas
suceden por una razón
Y es que, creo yo que el amor va más allá de adivinar la
cantidad de lunares que descienden desde el cuello hasta la pantorrilla, tener
algunos cuantos tópicos en común con los cuales intentar sostener una plática
por más de media hora o saber qué tan caliente debe de salir el agua de la
regadera; Debo de admitir que nunca tuvo oportunidad alguna de mi parte, fue
como ver a un alpinista intentando escalarme, esquivando cada saliente con
tanto ímpetu como si su propia vida dependiera de ello, mientras tanto al otro
extremo yo mismo agitaba con fuerza la cuerda que la estaba sosteniendo
Aprendí a no volver a decir nunca más un te amo con tal de
no quedarme sin decir una palabra. Sin embargo, así mismo siempre me supe de
ella el medio por el cual evitaba darle la cara a las soledades o enfrentarse
con sus propios demonios. Ni tan héroe ni tan villano, fui en ese entonces
solamente aquello que quedaba de algo que nunca estuvo del todo completo ni en
su sitio
Los
muros de una casa siempre guardan inquilinos, permanece habitada de esencias,
sonidos y demás entes imperceptibles a la vista común de cualquier visitante;
Son custodios de antaño que determinan el total del espacio disponible a
ocupar, cuando en el patio de la casa en cuestión cuelgue -a su debido tiempo-
algún letrero que diga…”Se Vende”, “Se Renta” ó “Cerrado por Derribo”
Sin
importar el resultado, ya sea bueno, malo o simplemente indefinido, con el paso
de los daños he logrado conservar lo más enteramente posible este
sentido ingenuo y casi absurdo de la esperanza, creo yo que si alguna vez dejara
de intentarlo, al menos intentarlo, dejaría entonces de ser yo mismo y eso
es algo a lo que definitivamente no quisiera arriesgarme
Prefiero aquel amor de viudez, ese que le da los buenos días
a una fotografía alumbrada por una veladora encaramada en el tocador justo al
lado de las pastillas para la reuma y el televisor, aquel como el de Olivia, que
perfumaba su habitación por las noches con alguna de las prendas sobrevivientes
al naufragio, prefiero eso a descubrirme a mí mismo en el reflejo de algún
cristal de aparador tomándole la mano a algún ser desconocido un fin de semana
por la tarde, solo por no llevar el brazo como péndulo de atrás hacia adelante
Si bien es sabido que el corazón se puede llegar a bifurcar en
algún momento dado, uno siempre sabe en qué lugar es donde se queda de una sola
pieza, así pues, decido elegirte a ti por sobre todas las cosas, sin importar
qué, con uno o ambos nombres, con arrugas o sin ellas, estés, te vayas, te
quedes o vengas solo de visita, ésta es una decisión tomada con calidad de irrevocable,
de esas que definen el curso de una vida, pensada minuciosamente hasta el punto
de obviar cualquier posible alternativa; Y es que, creo que es lo más correcto
para mi permanecer completo así, al menos de esta forma y por más irónico que
parezca, que hacer trueques con mitades de mí mismo a cambio de piezas de
repuesto de algo qué sé de cierto se encuentra en otra parte
Mi manera de querer va más allá de los sinsabores y las
vendettas, no es amar solo a la persona, sino a lo que uno mismo es cuando se
está con ella, y sé bien por experiencia propia, que en ningún otro lado puedo
ser más yo que en este mismo sitio, aunque no te encuentres; Uno nunca debe olvidar quién es y de dónde viene, yo mismo
sé que aunque todo esto pueda ser o no, tampoco es jugar a la ruleta rusa del melodrama telenovelero, o desgarrarse las vestiduras al primer intento, simplemente es preciso saber estar donde el alma se siente
libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario