sábado, 29 de octubre de 2022

Ejercicio #8


"Para mí de ella todo, su andar porteño de tango y bolero, sus hombros pequeños de terciopelo, sus pechos mi pan con lunas de queso, su vientre, mi catedral y fortaleza amurallada, mi casa sin paredes, sin techo ni ventanas, sus ojos acanelados y sus labios púrpuras como las nubes que pinté con mis dedos alguna vez en sus caderas". C. Diciembre / 2010

--------------------------------
Hace algunos días te intentaba describir lo que es mi "sentimiento base", el de origen con respecto a ti y a nosotros, trataba de explicarte el por qué después de tanto caos y heridas mutuas, cómo es que me sobreviven todavía emociones tan profundas y arraigadas en mi ser, lo que acompaña a este texto es el ejemplo más claro que pude encontrar, hay ocasiones en las que necesito urgentemente intentar transmitirte lo que siento. De entre las asignaturas a realizar periódicamente está ésta de la introspección, ese ejercicio a veces incómodo y doloroso de ahondar en uno mismo, y tratar en el proceso el localizar los puntos de partida y de ruptura. A mi personal punto de vista y en la forma que nos he vivido, lo hemos tenido todo en distintos puntos de la historia, sin embargo, el tenerlo todo de facto también abruma y nos hace desconfiar y tomar decisiones equivocadas, ninguno de los dos supimos bien cómo sostenernos sin miedo, sin rompernos, volamos tan cerca del sol y nos quemamos las alas varias veces en el intento. A lo largo del tiempo nos hemos huido entre sí innumerable cantidad de ocasiones, nos hemos mostrado los dientes y varias veces cada quien se apartaba del otro por las cicatrices causadas, nos hemos mentido al decir que sentimos más en otros lados, cuando la realidad es que ambos extrañamos la manera en que nos hicimos sentir la primera vez. Hemos llegado a negarnos y a desconocernos a nosotros mismos y todo a partir del miedo, miedo a pertenecer, a entregarse, miedo a sufrir a causa del otro, a la incertidumbre, miedo al abandono, miedo a repetir las historias familiares, miedo a soltarse. Doce años y contando de esa grabación, y desde entonces han pasado muchas otras despedidas a la par de dolorosas, me costó tres días recordar la contraseña para acceder a donde estaba guardado, me costó mucho más en su momento grabarlo. Recuerdo en su momento esa constante sensación de abandono, de tener que empezar de nuevo a reunir los pedazos y hacerlos funcionales, el tener que competir, esa sensación de sentirse insuficiente o algunas veces utilizado, sin embargo, el paso de la vida y de los años me enseñó que lo que realmente sentía era miedo a sentir, a dejarme fluir a mi mismo y eso me hizo reflejar en ti todo eso y causarte un daño injustificable, fallé en cuidarte, en cuidarnos, ignoraba muchas cosas de mi. Esas dos personas que aparecen ahí somos nosotros libres de dolor, así somos realmente en la intimidad cuando no sentimos la necesidad de protegernos de nosotros mismos, ahí en ellos reside mi "sentimiento base", el punto de origen, te amaba tanto, tan desaforadamente, tan intensamente, tanto, pero tanto como lo sigo haciendo ahora mismo que redacto todo esto. Con el paso de los años nos hemos guardado resentimientos y también las cuentas de los daños, nos condicionamos mutuamente en distintos puntos de esta historia, olvidamos quienes fuimos, olvidamos quienes somos realmente debajo de tantos daños. Poca gente en este mundo tiene la fortuna de decir que ha conocido al verdadero amor de su vida, para mí lo has sido tú desde entonces hasta hoy, quisiera que sepas que te sigo eligiendo día con día, que quisiera me dejaras quererte bonito por el resto de esta vida, así, sin ese miedo a que ya no vayas a volver, te prometo por ellos dos que ves ahí que no nos tiene qué doler.

No hay comentarios:

Publicar un comentario