martes, 20 de noviembre de 2012

Llamando a Casa



Heme aquí Olivia, haciendo trampa como siempre, evitándome intermediarios para platicarte al tu por tu como cada año, así ha sido desde hace diez

Diez son muchos, no te parece? Cuándo será que me terminarás de enseñar a hacer esas Torrejas que tanto me gustaban y que me hacías solo para mi, esos días en que llegaba a tu casa después del trabajo, o por lo menos a zurcir bien, si vieras cómo sigo pegando los botones que se llegan a caer de mis camisas, creo que me negarías como nieto y me sacarías del testamento sin pensarlo más de una vez

Me faltas carajo!!, hoy más que en otros años, y no es que en los otros me hayas faltado menos, pero caramba, ocupo tus consejos, aquellos cigarros con café en la cocina, el que me cabronées y me digas “Para qué tanto brinco estanto el piso tan parejo”, un abrazo tuyo me suturaba siempre a la primera

No estoy tan solo del todo sabes, se ha quedado Ausencia y Soledad, aunque todos sabemos en la casa que con Ausencia no se cuenta ni siquiera para levantar los platos después de cenar, con Soledad no hay ningún problema, la quiero tanto aunque no levante un dedo, o incluso aunque me levante el de en medio cuando se enfada de mí y me dice que se va con Ausencia al pueblo a ver si allá encuentran más fiesta y menos funeral 

Bien dicen los que saben, que más vale malo por conocido que bueno por conocer, y a ella ya le sé todos los lunares y hasta algunos más que le he llegado a dibujar, aquellas noches en las cuales como Sabines, me embroco y me pongo a trazar líneas con la luz del cigarro en los muros de mi habitación

Y es que quizás no lo sabes, pero tengo el corazón tan roto, nunca quise molestarte con eso, aunque sé bien que desde entonces has intentado mover algunos hilos con tal de verme sonreír, sin embargo tú y yo sabemos que no es lo mismo, aunque se agradece que sigas cuidándome tanto, queriéndome tanto

Ahora es que te vengo a entender un poco más Olivia, y es que esto de llevar a cuestas la viudez no es ni la mitad de lo que tenía planeado, y eso que acabo de estrenarla más a fuerza que de ganas; Pesa como loza sobre la espalda cada día que termina desprendiéndose del calendario y hace que los pasos sean más pesados cada vez, sin embargo hay que seguirse moviendo

Dolor como el tuyo, solo éste que le escondo a todos desde hace poco tiempo, tan poco que aún pretendo pensar que nada ha sucedido, que todo sigue igual, que aquello aún existe y que el día de mañana volveré a estar ahí, lo mismo me pasó contigo, recuerdas? Ni siquiera iba a tu casa en los primeros meses para así no saber que no te encontraría haciendo alquimia en la cocina ó te vería recostada en tu cama viendo una película de esas de suspenso que tanto te gustaban

Descuida, no es que me ponga en plan fastidiosamente fatídico y melancólico, pero no me dejarás mentir, aún cuando se escuchaban los ruidos de tus hijos y tus nietos en la cocina, la Casa nunca fue la misma sin Don José, lo mismo pasa acá, aunque en el lugar ya hay otra gente y otros ruidos, se sigue sintiendo ajena, hueca, abrumadoramente gigantesca, como si le hubieran sacado todos los muebles mientras le cambian el color a las cortinas, sin embargo sé, sabemos ambos dos, que hay que poner la mejor de las sonrisas en la mesa para atender a las visitas 

Pero bueno, ya me estoy encargando de descarnar lo que haya qué quitar del hueso, por lo pronto te cuento que si me vieras ahora, presumirías a tu nieto entre tus amigas de la Baraja, qué te puedo yo decir, creo que tú eras quién mejor me veía, quien mejor me vendía, mi propia publirrelacionista, Zaragoza del Centro siempre me decías

Te cuento que el negocio va creciendo, me ha costado demasiadas horas de sueño y alguno que otro dolor crónico pero ahí va, me voy haciendo un nombre que va tomando respeto, recuerdo que mi abuelo decía que un hombre vale por el peso que tiene su palabra más que por el peso que cargue en su bolsillo, es cuestión de lealtad y de perseverancia, sigo poniendo en práctica los consejos que ambos me dieron, aún a pesar de todo todavía conservo la calidez en el alma y creo que eso es lo que ha evitado que pierda del todo la cordura

Hace unos días pasé por el Lienzo, me acordé tanto de aquellos días en los que íbamos a ver las Charreadas y cómo me explicaban las suertes mientras mi tío salía a todo galope hacia el redondel en aquel Alazán que tanto le gustaba a mi abuelo; Esa parte de mi niñez la recuerdo tanto y vaya que tu sabes que no suelo recordar muchas cosas con tanto detalle, aún conservo los trajes con su botonadura de plata y esos detalles que les dieron tanto porte, tengo tantas cosas de ti que me hacen ser ésta persona que soy ahora

Me doliste tanto Olivia, tanto que no pude dejar de llorarte aquel veinte de éste mismo mes hace muchos años atrás, no me había separado de ese hospital y tuviste que irte justo el día en que me mandaste casi a la fuerza a descansar, te me fuiste cuando no estaba, pero tanto me conoces que sabías que no debía estar ahí, que no habría podido ni conmigo mismo de haberme quedado

Hace poco que volví a ese mismo lugar, acompañado de la mujer que alguna vez te conté te hubiera encantado conocer, estuve ahí por otros motivos, soporté poco tiempo, me abrumó el volver ahí, te sentí sabes?, te siento en todos lados, nunca me has dejado y es por eso que vuelvo cada año aquí, contigo

Te amo, te veo en unas horas más, nos debemos un cigarro y un café en la cocina, tenemos mucho que platicar todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario