sábado, 24 de septiembre de 2022

Zafra

 -Ésta es y siempre ha sido hasta ahora, mi manera ciento un mil de decirte que te quiero, tanto como quiere el ave a las plumas de sus alas. 

Si supieras bien la falta que me hace tu cabello al alcance de mis dedos, seguir furtivamente con los ojos el contorno de tu espalda a contraluz y topar con esas breves bragas tan de ti que embalsaman la más sensual de todas las caderas que haya conocido. 

Más que piel te quiero entera, tus clavículas, tus escápulas, tus hombros, tus nudillos, tus hoyuelos de venus en la parte posterior de tu cintura, tus sueños, tus anhelos y todo aquello que esté en el inventario, cualquiera de tus letras que se haya quedado pendiendo del tintero, una sonrisa confidente y una taza de café con dos de azúcar un jueves por la tarde.

Me permito decirte que te quiero, pues el amor no se escribe solamente con labial rojo en un espejo, ni siquiera con los dedos al vapor que queda después de cerrar la regadera, el amor se habla y se respira, es de entre todas, la palabra más viva. 


Circa 2014

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