Ahora entiendo los halagos, la innumerable cantidad y variedad de los cumplidos,
la intencion de aquellos tantos con sus mil y un versos dedicados, la irremediable
curiosidad que provocando tanto en propios como extraños
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Y es que se vuelve endemoniadamente imposible no detenerse a
oler aquel café recién molido cuando abre y cierra las pestañas
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Si llegara a leerme alguna vez –o si es que lo hace de
manera frecuente- debo decirle que si, efectivamente, usted resplandece cuando
es feliz
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No es que cuente tanto lo que cuenta el espejo, es todo aquello
que le habita debajo de la dermis, justo en el tuétano de sus huesos
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Usted a mi no me engaña, ó por lo menos no más de lo habitual, usted nació musa, se sabe musa, bella, tan bella como tal.
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