Durante mucho tiempo llevé conmigo un gran resentimiento cuando decidiste no acompañarme a la ciudad donde habíamos pactado comenzar cuando regresaste de un largo y doloroso viaje para ti, durante tanto tiempo me enfocaba solamente en lo que a mí me había afectado, el dolor que tuve por sentirme abandonado en un lugar al que en un inicio no quería ir.
Con el paso de los años me he dado cuenta que, de no haber sido así, mucho de lo que soy ahora no existiría. Tu negativa tuvo que ver en gran parte con el miedo a la falta de certeza o incluso de las capacidades que tendría de lograr todo lo que prometía, mi resentimiento hacia ti partía del haber saltado primero que todos a un vacío con los ojos cerrados y que no saltaras después de mí para encontrarme a medio vuelo.
Conforme la vida se ha ido apaciguando y mientras voy desatando nudos, ahora sé que me hizo mucha falta agradecerte más el no haber aceptado aquella vez; Pensándolo bien, y por como era yo en ese entonces, lo más seguro es que me habría quedado laborando en esa empresa a la que llegué durante muchos años, quizás me habría acostumbrado a la rutina y al final, te habría apagado el fuego con el que llegaste después de regresar.
Te agradezco infinitamente el haber despertado en mí, de entre tantas otras cosas, la ambición, la ambición no por el tener, sino por el lograr, gracias a ti fui perdiendo el miedo que tenía a la posibilidad de fracasar, a partir de ahí fui ganando batallas internas, algunas veces me acompañabas en ellas, otras tantas cada quien libraba las suyas desde sus trincheras en compañía de otras personas distintas, sin embargo, de no haber sido por ti, mi historia personal sería muy distinta, quizás habría logrado menos y seguramente habría intentado casi nada, te debo el valor que tanto necesitaba y el que hoy en día me sigue dando el impulso a seguir en movimiento.
Siempre admiré de ti esa facilidad que aprender algo nuevo y dominarlo como si llevaras toda la vida sabiéndolo, te recuerdo esos días de Carmen hablando de sonares, radares, plataformas petroleras y demás, tal como si llevaras toda tu vida viviendo ese lenguaje. Para mí era admirable cómo podías saber en tan poco tiempo una ficha técnica completa de un aparato que acababas de conocer, siempre has hablado con una seguridad avasallante cuando se trata de los temas que te apasionan. Hoy en día por ejemplo, tienes tu propia empresa fuerte y creciente en gran parte a que te tiene a ti en ella, y te veo hablar de paneles, baterías, sistemas de montajes, kilowatts, inversores y tantos tecnicismos más, que cualquier persona creería que eres toda una ingeniera que se sabe al dedillo cada característica sin faltarle ninguna coma.
A la par de tu piel y tus ojos de café y canela, tu mente es la sensualidad andante, hipnotizante como lo es la cadencia que tiene tu cadera al caminar. Hay cosas tan de ti que se vuelven indesprendibles, el color morado y el magenta, miss dior, un vaso de leche fría, una cámara réflex, tu agilidad al pensar y ese carisma que desborda tu sonrisa, eso y un mil cosas más.
Espero en el tiempo también haber permeado en ti así como me inundas tú con todas las cosas tan tuyas que lograron tanto en mí.
Mi admiración y mis gratitudes totales para ti, siempre.
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