-Mi abuela solía usar sus chales más especiales sólo para ocasiones que lo ameritaban, como en las reuniones de los charros cuando mis tíos asistían a algún campeonato regional; uno de ellos de seda en color azul turquesa con amarillo. A partir de la muerte de José en aquel aparatoso choque a la salida de la ciudad, donde mi abuelo atendió personalmente al lugar del accidente, nunca más volvió a asistir a alguna de esas reuniones ni jamás volvió a usar ese chal.
-Estuvo guardado casi más de 45 años hasta que llegó a las manos de Alejandrina, que con su talento, de él dio vida a un oso de peluche que se quedó Ana Paula, y un corazón que me tocó a mi, desde ahora tengo el corazón de mi abuela, cada que lo tomo en mis manos y lo acerco a mi, puedo jurar que todavía huele a ella.
-Tengo el mejor amuleto, talismán o reliquia que cualquier alquimista podría desear, desde ahora tengo en mis manos el corazón de mi abuela.


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