Ahora sé que al nevar es como si lloviera en cámara lenta, no es como cuando se desata una tormenta, no hay relámpagos previos ni olor a tierra mojada, simplemente sucede, es como si el cielo de pronto comenzara a desmoronarse lentamente.
Se siente como cuando de pequeño uno se paraba muy cerca del bloque de hielo del señor de los raspados y las virutas que salían volando cayeran sobre la cara.
Me gusta cuando neva porque la ciudad se queda por un momento en calma.
Calgary, Ca.
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