Breve

 [...] Y de pronto, así sin advertencia previa volví a leerte e incluso esta vez hasta escucharte, de las 21 con 15 a las 7 y 12 hubo tregua y paró la sangre y el vértigo y los mareos, y así como llegó la calma, a las 7 con 13 volvió a irse con el silencio, de nuevo ese silencio que queda despues de que se escuchan crujir las dos primeras costillas del lado superior izquierdo.

De esos silencios que se disuelven como café instantaneo en la cotidianidad misma de hacer como que hay un bien mayor al simplemente retomar la rutina diaria sin hacerse muchas preguntas y pretender que nada pasó al día siguiente pues era viernes y después fue sábado y así sucesivamente.